sábado, 12 de noviembre de 2016

DECLARACIÓN CONJUNTA DE CIUDADANOS Y ASOCIACIONES LAICALES CATÓLICOS

DECLARACIÓN CONJUNTA
DE CIUDADANOS Y ASOCIACIONES LAICALES
CATÓLICOS

Nosotros, los Fieles Laicos, tanto por iniciativa personal
como constituidos en Asociaciones Laicales Católicas

Y CONSIDERANDO

1º. Que “…la conciencia cristiana bien formada no permite a nadie favorecer con el propio voto la realización de un programa político o la aprobación de una ley particular que contengan propuestas alternativas o contrarias a los contenidos fundamentales de la fe y la moral”. (Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, 2002).

2º. Que la situación extraordinaria, que en materia política y social afronta Colombia, amenaza el Orden Institucional.

3º. Que en nombre de la “paz” no se pueden legitimar ideologías e imponer normas contrarias al orden Moral, que atentan contra la Dignidad de la Persona, la Vida, la Familia o que interfieren el Derecho de los Padres a elegir la Educación más adecuada para sus hijos.

MANIFESTAMOS:

1. Rechazamos las declaraciones del señor Presidente de la República según las cuales quienes votamos NO lo hicimos “por ignorancia”, y nos permitimos recordarle que El NO fue el resultado claro, inapelable y contundente del plebiscito, y todos −en primer lugar el mismo Presidente de la República− debemos respetarlo con todas sus implicaciones y consecuencias políticas, jurídicas, sociales y morales. El NO al contenido de los acuerdos, los invalida de raíz; por lo tanto, lo único que tiene un carácter vinculante es dicha decisión.

2. Que “la paz no lo justifica todo”, y menos aún el sometimiento del Orden Constitucional e Institucional vigente a la ideología marxista comunista, que conduciría irremediablemente a un régimen totalitario con apariencia democrática. Bajo ningún aspecto, éste puede ser objeto de discusión o de negociación alguna.

3. En tal sentido, prevalecen y deben salvaguardarse los principios fundamentales del Estado de Derecho que garantizan la libre iniciativa, la propiedad privada, el derecho de asociación, la libertad de conciencia y de expresión, y la justicia, entre otros.

4. La doctrina de la Iglesia ha declarado y condenado reiteradamente los errores de la ideología marxista y del comunismo por ser intrínsecamente perversos y reducir a la persona humana y a la sociedad misma al materialismo, al ateísmo y a la negación de su propia realidad y naturaleza.

5. Rechazamos la pretensión de incluir la ideología de género como si se tratara de un bien y del sustrato sobre el cual se construiría una sociedad en paz, cuando lo que hace es promover el relativismo como sistema de valores e instaurar un orden amoral para “deconstruir” la noción de Persona y destruir la estructura de relaciones propia de la familia tradicional.

6. La persona, el matrimonio y la familia, son realidades de orden natural anteriores al Estado, perfectamente definidas en sí mismas y constitutivas de la sociedad. Como realidades naturales, son éstas las que se organizan y conforman primero la Sociedad y, luego, el Estado: no es el estado el que conforma la sociedad ni, mucho menos, el que la define, ni a sus instituciones intermedias. A éste le corresponde velar por su integridad mediante una adecuada acción subsidiaria y empeñar en ello toda su fuerza y su capacidad, con leyes justas.

7. De cara al Bien Común, el Estado debe estar al servicio de la sociedad y no al revés. El papel de la autoridad es ordenar la comunidad política no según la voluntad del partido mayoritario sino atendiendo a los fines de la misma, buscando la auténtica promoción de cada persona, aplicando el principio de subsidiariedad y protegiendo al más débil del más fuerte.

8. “Una política para la persona y para la sociedad sólo es posible mediante la defensa y promoción de la justicia, virtud en la que todos deben ser educados, y fuerza moral que sostiene el empeño por favorecer los derechos y deberes de todos y cada uno, sobre la base de la dignidad personal del ser humano” (Juan Pablo II, “Los Fieles Laicos”, No. 42 y 43).

9. Reiteramos que, como laicos, estamos llamados a “animar cristianamente el orden temporal sirviendo a la persona y a la sociedad, y de ningún modo podemos abdicar de la participación en la «política», es decir, en toda la acción económica, social, legislativa, administrativa y cultural, destinada a promover orgánica e institucionalmente el bien común” (Juan Pablo II, “Los Fieles Laicos”, No. 42 y 43).

10. De acuerdo con lo anterior, invocamos la protección del Sagrado Corazón de Jesús, a cuyos pies fue consagrada la Nación, y de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, Reina y Patrona de Colombia.


7 de octubre de 2016
Fiesta de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá,
Reina y Patrona de Colombia.

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